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Poder Leer y Escribir

Como se mencionó en el artículo anterior, el proceso de lectoescritura se logra a través del “trabajo en equipo” de diferentes áreas cerebrales y procesos cognitivos. El cerebro se divide en dos hemisferios: hemisferio cerebral izquierdo (analítico, racional, lenguaje, ordenado, abstracto, secuencial, lógico) y el hemisferio cerebral derecho (emociones y sentimientos, creatividad, expresión artística, imágenes, símbolos, no verbal). En el hemisferio cerebral izquierdo es donde se encuentran las áreas que dominan el lenguaje, que son:

Área de Wernicke, ubicada en el lóbulo temporal y es la principal para comprender el lenguaje y decodificación de las palabras.

Área de Broca, ubicada en el lóbulo frontal y participa en la ejecución o producción del lenguaje.

Giro angular, ubicado en el lóbulo occipital y participa en el proceso relacionado con el lenguaje, matemáticas y cognición.

En cuanto a los procesos cognitivos que están involucrados en el proceso lectoescritor tenemos la memoria, atención, concentración, lenguaje y funciones ejecutivas.

Conociendo un poco la neuroanatomía de donde proviene el acto de lectoescritura, podemos simplificar que, si no existe una buena integración de la información, no puede haber una buena ejecución de esta. Así mismo, si existe un daño orgánico o una Inmadurez del Sistema Nervioso Central, el niño o niña tiene altas probabilidades de desarrollar dificultades para aprender, por ejemplo, leer o escribir y que, a su vez, se traduce en problemas de comportamiento y frustración.

Es por ello, que estas dificultades deben ser abordadas de manera integral a través de terapia ABA, terapia ocupacional, terapia de lenguaje donde cada uno desde su especialidad debe trabajar para que el niño pueda organizarse y ejecutar de manera correcta sus diferentes conductas (recordemos que leer y escribir también son conductas) y para lograrlo es importante también trabajar diferentes sistemas que estimulen las áreas y procesos cognitivos anteriormente mencionados, ya que se estimula al sistema nervioso central, por ejemplo, trabajamos los sistemas sensoriales propioceptivo y vestibular para promover una adecuada higiene postural, tono muscular, coordinación, psicomotricidad fina, el sistema táctil, para percibir y discriminar diferentes texturas, volumen y peso del lápiz, orientación temporoespacial, figura y fondo, coordinación ojo-mano, lateralidad, línea media, integración bimanual, esquema corporal, todas necesarias para la adecuada conducta de lectoescritura.

Recordemos, que si no entendemos lo que leemos o no somos capaces de comprender, retener, simplificar, resumir un texto o lo que escuchamos, podemos considerar que tenemos una dificultad.

Susana Pereira - Terapeuta Ocupacional

Valencia - España