Para la Organización mundial de la salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso es la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Según datos de la OMS en 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos y para el mismo año había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad.

El origen fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. La ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa, alimentos cada vez más procesados, sedentarismo, inadecuados hábitos de sueño, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización (que dejan pocos espacios verdes para que los niños, jóvenes y adultos puedan realizar actividades físicas como caminar, trotar, entre otras), son las causas más recurrentes.

La OMS, asocia a la obesidad infantil con una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta (ACV), dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos que alteran su conducta ya que suelen ser víctimas de burlas por parte de otros niños, además la dificultad que esto puede conllevar a usar ropa que sea de tu talla y agrado.

Investigaciones recientes sugieren que el sobrepeso y la obesidad en niños y adolescentes afectan a los procesos cognitivos y pueden alterar el aprendizaje escolar, sobre todo, las denominadas funciones ejecutivas, el control de la impulsividad, la flexibilidad de pensamiento, la planificación y la toma de decisiones, torpeza motriz, lentitud, atención sostenida, habilidades visuoespaciales y motoras, comparados con niños y adolescentes sin sobrepeso; esto debido a que los cambios metabólicos e inmunitarios asociados a la obesidad y el sobrepeso en niños y adolescentes producen alteraciones de los mecanismos neurofisiológicos subyacentes a los procesos cognitivos. El aumento del tejido adiposo visceral facilita la llegada de moléculas proinflamatorias a zonas del cerebro, como el hipocampo y la corteza prefrontal, relacionadas con los procesos de atención, de aprendizaje y memoria, activando mecanismos inflamatorios cerebrales que pueden dañar las conexiones neuronales de dichas regiones disminuyendo la plasticidad cerebral.

Susana Pereira - Terapeuta Ocupacional - Terapeuta de Conducta

Educadora en Masaje Infantil

Valencia - España

Bibliografía consultada: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10280776/#:~:text=Investigaciones%20recientes%20sugieren%20que%20el,pueden%20alterar%20el%20aprendizaje%20escolar.