Sistema Vestibular
El Sistema Vestibular es el encargado de informar sobre la velocidad, cambios de posición y aceleración de los movimientos de la cabeza, aceleración y desaceleración de los movimientos en general, movimientos de los globos oculares, coordinar y mantener el equilibrio, la postura y movimientos.
Está formado por el utrículo, sáculo y canales semicirculares ubicados en el oído interno. El sáculo detecta los movimientos en un plano vertical, el utrículo en un plano horizontal y los canales semicirculares en un plano horizontal y los movimientos rotatorios. Los canales semicirculares controlan los movimientos oculares y permiten que la mirada se mantenga fija mientras se mueve la cabeza (reflejo vestíbulo-ocular).
Estas estructuras se conectan a través de fibras con el cerebelo (coordina el equilibrio y el movimiento), la formación reticular (ubicada en el tallo encefálico y se encarga de los ciclos cicardianos sueño/vigilia), la motoneurona de la médula espinal (ubicada en cerebelo y médula espinal y producen estímulos para inducir la contracción de los diversos grupos musculares).
Es decir, el Sistema Vestibular tiene una importante influencia sobre muchas conductas del ser humano, por ejemplo, un niño que se le dificulte leer, escribir, realizar operaciones matemáticas, que tenga dificultad para atarse los cordones de los zapatos, que presente confusión entre derecha-izquierda, observe una mala postura al sentarse, tenga miedo a las alturas, evite cierto tipos de juegos y le moleste los ruidos fuertes o, al contrario, necesite colocar el volumen alto, se maree o vomite con ciertos movimientos, juegos, e incluso cuando pasea en un coche, probablemente tenga una inmadurez en ese sistema sensorial, hay quienes le temen a las alturas por lo que evitará juegos y actividades donde sus pies no toquen suelo y si lo hacen, probablemente experimenten mareos, son niños y adultos que evitarán ir o no se montarán en los aparatos en un parque de atracciones.
Es importante determinar si es hiperactivo o hipoactivo, ya que de eso dependerá la aparición de una conducta u otra y determinará el tipo de estimulación a seguir en terapia.
Asimismo, se debe tener conocimiento sobre el tema para poder comprender y ayudar a un niño con alguna dificultad, en ocasiones, no es que el este sea vago o torpe, es que sencillamente su cerebro está procesando la información de manera diferente y con dificultad, por lo que evitemos colocar etiquetas a un niño o a un adulto, ya que algunos de sus sistemas están procesando la información diferente a ti.
Susana Pereira - Terapeuta Ocupacional - Terapeuta de Conducta
Educadora en Masaje Infantil
Valencia - España