Discapacidad Intelectual

El concepto de discapacidad intelectual ha ido variando a lo largo de la historia de la humanidad, se le ha conocido como Retraso Mental (término irrespetuoso, discriminatorio y peyorativo a la dignidad humana de la persona), que ha sido sustituido por Discapacidad Intelectual.

La discapacidad intelectual se encuentra entre los trastornos del neurodesarrollo que señala el Manual de Enfermedades Mentales (DSM-5) de la A.P.A. (5ª edición 2015), definido como un grupo de afecciones cuyo inicio se sitúa en el período de desarrollo y que incluye limitaciones de funcionamiento intelectual y del comportamiento adaptativo en los dominios conceptual, social y práctico.

El diagnóstico de discapacidad intelectual considera los límites del cociente intelectual para establecer los niveles de gravedad que tiene el trastorno, ellos son:

1) Leve: este nivel es difícil de diagnosticar en las primeras edades del desarrollo; el niño es capaz de desarrollar habilidades sociales y de comunicación. Pero las habilidades sociales y laborales futuras a pesar de ser autónomas, requerirán supervisión ante situaciones complicadas o estresantes.

2) Moderado: el niño puede adquirir habilidades de comunicación y desarrollar actividad laboral futura, pero tutelada y supervisada. Bajo la supervisión diaria pueden llegar a adaptarse a la vida en comunidad con pocos problemas o dificultades.

3) Grave: en los primeros años de vida, el niño apenas adquiere un lenguaje comunicativo, su comunicación es muy complicada. En la etapa escolar, los niños desarrollan un lenguaje básico y obtienen varias habilidades básicas, entre ellas la habilidad de cuidado personal. Con soporte, supervisión y tutela pueden llegar a adaptarse a la vida en comunidad. No puede vivir solo en un futuro.

4) Profundo: generalmente este nivel va asociado con algún trastorno o enfermedad neurológica; a partir de los primeros años se denota una sintomatología grave. La persona necesita un entorno adaptado, estructurado, seguro y supervisado.

Hoy en día se recomiendan las intervenciones tempranas y continuas, de esta manera se puede mejorar el funcionamiento adaptativo a lo largo de la infancia y la edad adulta. Es fundamental el apoyo familiar, y el abordaje multidisciplinario que estimulen todas las áreas del desarrollo.

Hasta nuestro próximo encuentro

Marbella Rodríguez Tescari - MSc, BCBA, IBA

CHC - USA

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